Las campanadas del reloj van marcando las doce
Y todo dormita a su alrededor
Solo el latido de su corazón
haciéndola sabedora
que pese a tantas primaveras vividas
aún su ser guarda
la fuerza de las almas vetustas
Que aún sigue apreciando
las tonalidades de la Poesía
la fragancia del AMOR
Que aún sigue nombrándolas con su propia voz
Las campanadas del reloj van marcando las doce
y todo dormita a su alrededor
Menos sus manos
que se deslizan por un retrato
con amorosa lentitud
haciéndola sabedora
que aunque imposible es eludir la cita con Hela
que aunque el tiempo nunca juega a favor
No por ello hay que sentir horror
Afuera el cielo se va tiñendo de azul
mientras la vela ya solo arroja
un humeante resplandor
Y ante ella un nuevo ciclo se presenta
para permitirle seguir con avidez aprendiendo
de cada experiencia, de cada error