Permanecí inmóvil observando
como el pequeño dragón, llamémosle así.
Avido de aventuras y sueños
Sin puentes levadizos
De la melancolía del fuego escapa
Desconociendo la magnitud
de tan arriesgada hazaña
Anhelando conocer el arte del canto del viento
Del azul del mar, del naranja y rojo del cielo
Que la luz de la luna le enseñe a leer
los versos de amor más bellos
Los rayos del sol
el vocablo de los sentimientos
Ignorando que yace oculto en la oscuridad
el antagonista de la libertad
del ideario de sueños
En frías noches de invierno
me acerco a la chimenea
y contemplando el fuego me pregunto:
"¿ El pequeño dragón, llamémosle así
lograría haber cruzado la frontera
entre lo finito y la infinidad?"