Helios miraba la belleza de la aislada roca
batida por el bramar de las olas
Escuchándose solamente de fondo
el canto de las gaviotas
que habían decidido hacer su aposento en sus escalones
Para ser testigos del conjuro de amor
de Poseidón hacia ella
cuando Helios se funde en el horizonte
y comienzan a tachonar el cielo las estrellas
Creando una magia etérea
Un vinculo vedado a los mortales
entre lo celestial y lo terreno