viernes, 9 de febrero de 2024

Las lagrimas © Julia Rubiera

 Me arrodillé junto al mar procelosa, aferrada a la esperanza

que no perdieran la esencia las lagrimas derramadas sobre ella 

de mis antepasados emigrantes 

que imaginando un futuro mejor que su presente 

abandonaron su tierra y su gente

con el único equipaje de sus anhelos, recuerdos y añoranzas 

Clavé la vista en bailoteo ondulante de las olas 

escuchando respetuosamente su cantar 

cuando advertí una gaviota que surcaba el aire

bajo el reflejo azul del cielo 

llevando en el palpitar de sus alas 

las historias de aquellas lagrimas

para una noche colmada de estrellas 

recostarlas sobre la arena 

con el fin de dar testimonio de ellas 

y así sus almas descansen y se alivien de la pena 


Estas humildes letras las escribo en homenaje a mis antepasados emigrantes, que en el silencio de la noche mirando al horizonte soñaban con los ojos abiertos regresar a su tierra amada que llevaban esculpida en el alma.

Volviendo cabizbajos a su lecho con los puños cerrados y las mejillas bañadas de lagrimas.

Queriendo gritar sus corazones ¿Ya para qué ?

Si  sus latidos se habían debilitado de pena al darse cuenta que nunca más volverían a ver a su madre, ni a escuchar el roncón de una gaita, ni el canto a capela de una tonada asturiana