Me arrodillé junto al mar procelosa, aferrada a la esperanza
que no perdieran la esencia las lagrimas derramadas sobre ella
de mis antepasados emigrantes
que imaginando un futuro mejor que su presente
abandonaron su tierra y su gente
con el único equipaje de sus anhelos, recuerdos y añoranzas
Clavé la vista en bailoteo ondulante de las olas
escuchando respetuosamente su cantar
cuando advertí una gaviota que surcaba el aire
bajo el reflejo azul del cielo
llevando en el palpitar de sus alas
las historias de aquellas lagrimas
para una noche colmada de estrellas
recostarlas sobre la arena
con el fin de dar testimonio de ellas
y así sus almas descansen y se alivien de la pena
Estas humildes letras las escribo en homenaje a mis antepasados emigrantes, que en el silencio de la noche mirando al horizonte soñaban con los ojos abiertos regresar a su tierra amada que llevaban esculpida en el alma.
Volviendo cabizbajos a su lecho con los puños cerrados y las mejillas bañadas de lagrimas.
Queriendo gritar sus corazones ¿Ya para qué ?
Si sus latidos se habían debilitado de pena al darse cuenta que nunca más volverían a ver a su madre, ni a escuchar el roncón de una gaita, ni el canto a capela de una tonada asturiana